La meta básica de un jugador de póker es, o debería ser, la de tomar decisiones que tengan un valor esperado positivo. En otras palabras, minimizar la cantidad de dinero que se pone en juego estando detrás en una mano y maximizar el valor de una mano en la que estamos delante. Muchos jugadores en las mesas de apuestas mínimas no entienden este concepto. La principal objeción es, que la mayor parte de los jugadores en estos niveles son muy malos, ninguna cantidad de estrategia evitará que uno de estos oponentes tenga suerte y gane.
Esta clase de pensamiento no solo es ilógico sino, que es peligroso. Por virtud, el hecho de que tus oponentes deban tener suerte para ganar, su juego debe ser horrible. Esto significa que puedes ganar todo el tiempo, no importa que tanta suerte tenga el oponente, simplemente al hacer buenos movimientos.
Muchos jugadores comenten el error de caer en niveles de juego malos, pensando que si funciona para sus oponentes debería funcionar para ellos.
En realidad, el hecho de que la mayoría de los jugadores de apuestas mínimas no piensan en el valor esperado es una gran fuente de ganancias para los jugadores paciente y con un nivel de habilidad requerido para mantener una estrategia. Es verdad, en un límite en el cual la estrategia parece estar completamente ausente, los jugadores son horribles apostadores y los resultados parecen azarosos, parece difícil que pueda haber una estrategia que nos de buenas ganancias, pero esa estrategia existe y es mucho más simple de los que podrías creer.
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