Meditar nuestro balance: El dinero que tenemos es lo que nos da la imagen de donde debemos jugar. Si transportamos poco dinero a la mesa de juego no lograremos durar mucho tiempo si nos viene una mala racha. Por ejemplo en Texas Hold’em deberíamos tener 100 veces el valor de la apuesta mínima, si la mesa es de $1/$2 deberíamos entrar con $100.
No jugar con el dinero de la hipoteca: Comenzando que si se juega con el dinero de la hipoteca se es un deplorable jugador de póker. Para adicionar está manifestado que los jugadores que tienen mucho que perder juegan mucho peor. Es un muro emocional. En el juego de póker se puede conquistar considerable dinero, pero debemos hinchar el balance con dinero extra y nuestras ganancias.
Evaluar nuestros resultados: Inevitablemente se deben medir cada uno de nuestros resultados por las sesiones en las que se juegue al poker. Esto quiere decir que, no nos debemos estancar tan solo con una sesión. Si el jugador de póker ha obtenido en el juego $100 durante un determinado día y perdió de manera súbita $300 el día anterior, no quiere decir que se ha logrado ganar $100, muy por el contrario quiere decir que ha perdido $200. En el caso inverso, si hemos perdido $70 un día pero en el día anterior gano $200, esto debe ser entendido como que en realidad ha obtenido una ganancia de $130 en la partida de juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario